Tuesday, January 3, 2012

Principales causas de la caída del cabello


La caída del cabello se debe a diversos y múltiples factores, y si bien existe una predisposición genética a sufrirla, muchos son los agentes que deben interferir para que este mal se active.
Por eso, y aunque es necesario realizar una consulta con un especialista que evalúe cada caso en particular, es fundamental saber cuáles son los elementos que contribuyen a la mala irrigación sanguínea, condensación de sebo, cabello graso y pelo débil.
Existen circunstancias que fomentan la pérdida del pelo y que se pueden evitar, como la mala alimentación. En lo que respecta al resto del organismo, una incorrecta incorporación de nutrientes ayuda a generar deficiencias que impiden un desarrollo saludable o incluso a provocar alguna patología.
Un cabello sano, brillante y fuerte desde la raíz, requiere de las vitaminas y minerales que aportan las verduras de hojas verdes(como radicheta, espinaca, acelga, rúcula), las carnes rojas, los alimentos con alto contenido en selenio (como la cebolla, nueces y calabazas), y ricos en magnesio (como el plátano y las lentejas).
De la misma forma existen algunos patrones alimenticios que provocan su deterioro, como la ingesta de grasas y el abuso del café, el chocolate y las frituras.
Por otro lado, existen ciertas prácticas que también influyen en la caída del cabello como el uso de elementos para atar el cabello, que pueden traer “alopecia por tracción”; los tratamientos del cabello que involucren calor excesivo, como los baños de crema con calor, y el secado del pelo con aire caliente, los cuales producen daños en los folículos capilares y la consecuente debilitación y caída.
Tampoco ayudan a mantener un pelo saludable los tintes y el proceso de decoloración del cabello, o la utilización de productos con altos índices de químicos abrasivos.
Este mal también puede ser relacionado con causas temporales y orgánicas como el padecimiento de ciertas enfermedades (como hiper o hipotiroidismo, anemia ferropénica), el embarazo, haber atravesado una situación de riesgo o el estrés diario.