Thursday, March 20, 2014

¿Qué podemos comer para cuidar nuestro hígado?

 

Si buscas una dieta para el hígado estás de suerte ya que en este artículo encontrarás las pautas necesarias para recuperarte de ese problema. 

El hígado es el órgano más grande del cuerpo. Es primordial dentro de nuestro sistema digestivo. Algunas de sus funciones vitales son: facilita la digestión de las grasas, filtra la sangre de toxinas y transforma los alimentos en energía.

Enfermedades típicas del hígado


  • Hepatitis: es una inflamación del hígado. Algunas causas principales son el exceso de alcohol, infección vírica, intoxicación por medicamentos o productos químicos.
  • Problemas de vesícula: inflamación y formación de piedras. Se produce por una dieta en exceso de proteínas animales (carnes, pescado, huevos y lácteos).
  • Hígado graso: acumulación excesiva de grasa en el hígado. Los factores que favorecen su aparición son los radicales libres, diabetes, colesterol, triglicéridos y obesidad.
  • Enfermedad alcohólica hepática: se produce por la ingesta de alcohol de una manera habitual y que puede derivar hacia cirrosis (degeneración crónica de las células del hígado).

¿En qué puede ayudarnos la alimentación?

Una adecuada dieta para el hígado es imprescindible para la prevención de las enfermedades citadas, así como la desintoxicación de este órgano. También es prioritaria cuando el hígado está afectado para evitar que el daño producido sea mayor. Se han de escoger los alimentos adecuadamente para limpiar el hígado, sobretodo si este está enfermo.

Alimentos adecuados

Quiero destacar la importancia de una alimentación con productos biológicos para el hígado. La ingesta de productos químicos (alimentación y productos químicos del hogar) es una de las causas fundamentales por las que este órgano se enferma, ya que recordemos que cumple una función imprescindible en el filtrado de toxinas.

  • Frutas y verduras, ya que son más fáciles de digerir. Las proteínas vegetales que provienen de los cereales integrales y de las legumbres, tales como tofu, seitán, tempeh, yogures de soja, miso, bebidas vegetales. Derivados lácteos en poca cantidad como yogur, kéfir, queso fresco y requesón.
  • Las grasas insaturadas como el aceite de oliva virgen, aceite de lino, soja o cártamo. Semillas de sésamo, aguacate, nueces, semillas de calabaza. Utilizar la zumoterapia como desintoxicante, así como los caldos de verduras con apio, col, zanahoria, rábano y nabo. Las algas como grandes eliminadoras de metales pesados del organismo.
  • Zanahoria, alcachofa, escarola, apio, rabanito, espinacas, bardana, remolacha, diente de león, achicoria, berros, uva, manzana, peras, ciruela, cítricos y frutos del bosque. Los ajos y la cebolla. La miel de abeja, avena, picles, chucrut y alimentos fermentados.

¿Cuáles son los alimentos que NO nos convienen?

Empezamos por el alcohol ya comentado. Los alimentos procesados que contienen gran cantidad de conservantes y colorantes, que después el hígado debe de asimilar. Exceso en el consumo de proteínas de origen animal. Las grasas hidrogenadas como la mantequilla y la margarina. Los productos lácteos enteros.
Los alimentos envasados y precocinados, ya que suelen contener muchas grasas. El freír las grasas o grasas recalentadas. Los pasteles, tartas, galletas, bollería, caramelos y todo tipo de alimentos ricos en azúcares simples, incluidos aquí los edulcorantes artificiales.
Se ha de minimizar el consumo de alimentos muy salados como el jamón, la panceta, los embutidos, alimentos en salazón y ahumados. Facilitan la retención de líquidos y pueden dañar el hígado, o si este está enfermo lo perjudican aún más.

Dieta para el hígado, pautas básicas


  • Comer en muchas veces y poca cantidad. Las comidas abundantes sobrecargan el hígado.
  • Prestar atención a las comidas reutilizadas, ya que si no han tenido un buen proceso de conservación, pueden generar agentes patógenos contaminantes.
  • Los alimentos animales crudos o semicrudos han de ser bien escogidos, ya que también son una fuente de infecciones a una escala que no podemos apreciar.
  • Lavar bien las frutas y verduras, si estas no son de producción ecológica.
  • Incrementar el consumo de alimentos frescos, de temporada, de cercanía y lo más libres de posibles pesticidas.
  • Los productos químicos que utilizamos habitualmente en el hogar también son perjudiciales para el hígado.
  • Una automedicación o la utilización irresponsable de los medicamentos, genera tóxicos e inflamación en el hígado.

¿Sabías que...?

Un hígado colapsado te puede generar excitación, nerviosismo e irritabilidad. Su emoción es la ira. Si este órgano no funciona correctamente tendrás falta de claridad de pensamiento, sentirás fatiga, con la consecuente reducción de energía, quitándote entusiasmo, ambición y las ganas de hacer cosas.

En todos los casos le recomendamos consultar con su médico, terapeuta u otro profesional de la salud competente. La información contenida en este artículo tiene una función meramente informativa.